Descripción
Una de las cosas que, sin duda, revertirá en que nuestra producción suene mucho más profesional es la edición de audio. Sobre todo, en grabaciones amateurs (y no tan amateurs) nos encontramos con muchos problemas a resolver en las pistas de audio que nos llegan para mezclar.
Ojalá en tus sesiones de grabación todo haya estado bajo control y esto no te suceda, pero nuestra experiencia nos dice que, en mayor o menor medida, incluso en las sesiones más estudiadas y preparadas, siempre surge algún problema inesperado. Hasta en los estudios de grabación de más prestigio, con la mejor tecnología y con los músicos e ingenieros más profesionales en acción, basta un cable degradado, una respiración de la que ni siquiera se es consciente o una claqueta pasada de volumen en los auriculares del que graba para que tengamos un problema.
Hablamos de problemas de grabación a nivel de resonancias, clicks, ruido digital y analógico, sangrados, problemas de volumen, de tiempo, de fase… Y un sinfín de cosas que pueden pasar cuando grabamos, que pasan desapercibidas en el momento en que ocurren pero que después afloran y lo cambian todo. Sin duda, es fundamental solucionar estos problemas antes de pasar a la fase de mezcla.
Por supuesto que, si tienes el tiempo, las herramientas y el conocimiento adecuado, puedes llevar a cabo ese proceso de limpieza y depuración tú mismo, pero eso sí, es un proceso largo, tedioso, que precisa de una atención y concentración máximas, una precisión milimétrica, y que ineludiblemente hay que hacer.
En Global Music tenemos la experiencia y todas las herramientas del mercado disponibles para que tus pistas queden limpias y relucientes, perfectamente definidas y ensambladas, listas para pasar a la fase de mezcla y que “solo” nos tengamos que preocupar de mezclar. Sin que ninguno de los problemas mencionados nos desconcentre o distraiga de un proceso que requiere los cinco sentidos, como es la mezcla.
Alguien dijo una vez que la tecla “delete” había cambiado nuestra forma de pensar, dándonos la capacidad de volver sobre nosotros en tiempo real, y corregir “pensamientos” al instante, liberándonos de la lentitud y lo excesivamente premeditado para evitar errores, y perdiendo el miedo al azar. Todo ello nos hace más valientes creativamente. Exáctamente esto mismo representa la edición en la música.
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